“Flechas al cielo”

Noé Pinzón Palafox (tejido) y Alejandro de Ávila (diseño y recreación de técnicas)

2017

La urdimbre y la trama de base son de seda criolla, criada e hilada a mano con malacate en San Pedro Cajonos por Moisés Martínez Velasco y su familia. En este ejemplo decidimos aprovechar el color natural de la seda, sin teñirla. Usamos también hilo de algodón de dos cabos, torcido a mano con una redina, incorporando plumón de ganso de color blanco entre ambas hebras. Lo elaboró Román Gutiérrez Ruiz en Teotitlán del Valle. La torsión del hilo mantiene fija a la pluma, esponjada como un pequeño copo de algodón que se alargara. Empleamos este material como trama suplementaria para acentuar la textura en algunos elementos del diseño.

Al igual que el “Petate emplumado”, “Flechas al cielo” sigue el formato y la confección de una tilma. Se compone de tres lienzos tejidos en telar de cintura. El tejido combina varios ligamentos. En los tres lienzos se repite siempre un triángulo (como punta de flecha) en tejido calado de tramas discontinuas.2 Entre estos triángulos labramos otros en distintas técnicas: sarga, tejido relevado, flotación de urdimbre, brocado de trama, brocado de urdimbre, confitillo, gasa, soumak, trama envolvente, sprang, urdimbre transpuesta y otras más.3 En total ejemplificamos cincuenta y dos variantes de tejido, de tal forma que la pieza terminada es un extenso muestrario de estructuras textiles. Nos sirvió como antecedente haber montado en 2015 una exposición de dechados en el Museo, acompañada por una publicación. [4]

Más que hacer alarde de nuestra destreza, como era la finalidad de muchos de los antiguos dechados bordados, en “Flechas al cielo” quisimos explorar las múltiples posibilidades de jugar con los reflejos de la luz, creando texturas contrastantes en una larga tela monocromática. Recomendamos por ello a l@s visitantes a esta exposición examinar la tilma a contraluz, que permite percibir con mayor facilidad los detalles de algunas técnicas.

Después de tejer, cosimos los tres lienzos lado a lado. Las cintas que unen los tres lienzos muestran un enlazado de urdimbre, tejido con tarjetas, con huecos que se abren al envolver la trama con una aguja. Esta estructura, relacionada conceptualmente con la técnica de ambos extremos en la tilma “Petate emplumado” y en los antiguos huipiles zapotecos de Choapan (exhibimos un ejemplo en la sala Coyuchi contigua) y otras prendas del norte de Oaxaca, adorna algunas servilletas tejidas en la primera mitad del siglo pasado, que documentamos en nuestra investigación de campo en el centro de San Luis Potosí en los años 1970. El fleco perimetral de la tilma también lo tejimos en la técnica de enlazado de urdimbre empleando tarjetas, como se fabricaban anteriormente algunas cintas y muchos flecos en varias comunidades del centro del país.

La mayoría de las estructuras que elegimos para tejer esta prenda aparecen en textiles mexicanos arqueológicos o etnográficos. El calado de tramas discontinuas, en particular, se aprecia en fragmentos dragados del cenote sagrado de Chichén Itzá en Yucatán, y también en un ceñidor o braguero encontrado recientemente en una cueva de la Sierra Gorda en el estado de Hidalgo. En otros casos, la estructura fue una innovación nuestra. El tejido con tarjetas se lo debemos a Tomoko Torimaru, experta textil japonesa, quien nos impartió un taller en el MTO en marzo de 2017. La variante con trama envolvente la desarrollamos con Adriana Sabino en el Museo, después de participar en ese taller.

El diseño y el nombre de la tilma se inspiran en una figura protagónica de la mitología antigua registrada en tu’un savi (lengua mixteca) y en náhuatl. Nuestro colega Bas van Doesburg, investigador de la Biblioteca Juan de Córdova, descubrió en 2016 un documento en el Archivo de Teposcolula que data del siglo XVI y consigna una versión insospechada del mito del flechador del cielo, transcrita en el lenguaje ritual de la élite ñuu savi (pueblo mixteco). La narración se basó evidentemente en un códice precolombino como referente gráfico. Bas nos contagió su emoción por ese hallazgo. Al retomar el tema, nuestro tejido busca actualizar y subvertir la solemnidad etimológica de Ilhuicamina, epíteto de uno de los tlatoanis mexicas: ilhuica[tl], ‘cielo’, + mīna, ‘tirar saeta’ en náhuatl clásico. Las flechas que apuntan al firmamento se relacionan en nuestra imaginación con las ojivas nucleares. Si es fútil intentar flechar al sol, más lo es pretender disuadir la violencia con armas de destrucción masiva. La locura del entonces presidente de Estados Unidos, en sus escaramuzas verbales con el líder de Corea del Norte, subía de tono justo cuando Noé tejía los lienzos de esta tilma. El prospecto de un holocausto nuclear nos angustia desde entonces, temor que se agrava en este otoño de 2024 al ver cómo escalan las guerras en Palestina y en Ucrania.

Pieza creada para el MTO

1 Empleamos ligamento sencillo en el tejido calado, reforzado al inicio y al final con enlazados de trama.

2 Tomamos como referencia para designar las estructuras básicas de tejido la obra clásica en este campo: Emery, Irene. 1966. The primary structures of fabrics. The Textile Museum, Washington, D.C.

3 De Ávila B., A. 2015. In octacatl, in machiyōtl: dechados de virtud y entereza. Catálogo de exposición, Museo Textil de Oaxaca.

“Flechas al cielo”;