Y este Huitzilopochtli, según se decía,
era un portento,
porque con sólo una pluma fina,
que cayó en el vientre de su madre Coatlicue, fue concebido.
Códice Florentino
Tlàmachtēntli de Madeline, ca. 1650-1710
31.5 x 55 cm
Esta pieza extraordinaria fue el inicio del proyecto que derivó en la exposición que presentamos en esta ocasión y a la cual se refiere este sitio. El fragmento fue hallado en el Bazar de los Sapos, en Puebla, por Madeline Humm, quien vivió en México durante 40 años en los cuales viajó en búsqueda de textiles y otras expresiones de arte popular a través de distintas comunidades del área mesoamericana. Madeline contaba que cuando encontró la pieza, ésta tenía tanta suciedad encima que realmente no sabía qué estaba comprando. El tlàmachtēntli corrió con mucha suerte, pues a pesar de que Madeline lo lavó en agua y en gasolina blanca, el tejido y sus colores no sufrieron daño alguno. Con la pieza relativamente limpia, fue posible apreciar los diseños, la riqueza cromática y la textura tan particular que cohabitan en ella. A partir de ese momento, la pieza comenzó a ser estudiada por especialistas como Irmgard Johnson, quien años antes había estudiado el huipil emplumado que se conserva en el Museo Nacional de Antropología (MNA). Algunos años después, por petición de Alejandro de Ávila y gracias al generoso apoyo del Maestro Francisco Toledo, esta pieza se volvió parte del acervo del MTO.
El fragmento que observamos perteneció al lienzo central de un huipil que debió asemejarse al llamado “Huipil de la Malinche” que se encuentra en el MNA, en la Ciudad de México; ambos elaborados en la misma época. Existen pinturas de caballete que muestran escenas de bodas indígenas, donde las mujeres portan huipiles con cenefas que recuerdan a esta pieza.¹
Como en tiempos prehispánicos, la pluma siguió asociada a contextos rituales y festividades especiales durante la época del Virreinato. Si bien continuaron siendo un elemento de élite, al menos durante el último tercio del siglo XVII los tejidos emplumados ya no estaban destinados al uso exclusivo de las clases gobernantes, pues los biombos muestran a un gran número de las mujeres que aparecen en escena ataviadas con este tipo de huipiles.²
Hemos propuesto el término tlàmachtēntli a partir de dos glosas del diccionario náhuatl de fray Alonso de Molina, publicado en 1571. El primero es tlàmachtli, “labor de manta labrada”; y el segundo, tlatēntli, “franja u orilla de vestidura”. Para acuñar este término, contamos con el modelo del tlàmachāyātl, nombre histórico de un tejido emplumado que se conserva en el Museo Prehistórico y Etnográfico L. Pigorini, en la ciudad de Roma. Puesto que el fragmento representa la orilla inferior de un huipil que fue recortado, decidimos incorporar la raíz tēntli.
probablemente centro de México
Col. MadelineHumm de Mollet / Donación de Francisco Toledo al Museo Textil de Oaxaca
Román Gutiérrez
Tilma, 2008
180 x 180 cm
En 2008, el Museo Textil de Oaxaca impartió un taller en torno a la técnica de elaboración del hilo emplumado, bajo la guía de Lilia Félix Ramírez y Arturo León, entonces profesores de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”. Al término del taller, Román Gutiérrez fue el alumno que más se interesó en continuar explorando las posibilidades del material en su taller en Teotitlán. Tan sólo unos meses después, Román presentó esta tilma inspirada en la imagen de Nezahualpilli que aparece en el Códice Ixtlilxochitl, escrito a mediados del siglo XVI.³
Si bien la imagen parece sugerir que la tilma original se elaboró con una tela teñida con técnica de reserva por amarres (plangi), Román interpretó el diseño mediante la inserción de hilo emplumado. La banda que corre a lo largo de tres de los cuatro bordes de la pieza, sin embargo, sí guarda una estrecha relación con las cenefas emplumadas perimetrales que se observan en textiles virreinales y en representaciones pictóricas de la época. Como para el caso de los huipiles, existe un óleo que muestra el bautismo de los señores de Tlaxcala; para la ocasión, uno de los personajes viste una tilma que también sugiere el uso de hilo de plumas. La pintura se elaboró en el siglo XVII, lo que nos permite ver cómo los tejidos emplumados continuaron en uso en contextos ceremoniales durante un par de siglos posteriores al establecimiento de la Nueva España.
Teotitlán del Valle, Oaxaca
Col. Museo Textil de Oaxaca
Grupo Khadi
Manto, 2016
250 x 88 cm
Marcos Brown, fundador del Grupo Khadi, fue una de las primeras personas en Oaxaca en interesarse en la elaboración del hilo emplumado. Al estar familiarizado con el uso de la charkha para el hilado del algodón, Marcos empleó un par de cardas para entremezclar las fibras de algodón con el plumón. Tras numerosos intentos donde varió la proporción algodón-plumón, logró el balance necesario para otorgar suficiente resistencia al hilo, pues si se inserta demasiado plumón, el hilo final es débil y se rompe sin mucho esfuerzo. La textura afelpada del manto, provocada por la trama de hilo de pluma, nos remite a la técnica de elaboración de los antiguos mantos emplumados de San Miguel Zinacantepec, pues en ellos también observamos una superficie completamente emplumada, gracias a los hilos de trama de la tela base. Con el plumón inserto en cada hilo de trama, este manto resulta sin duda abrigador para el clima de las montañas de donde éste proviene. Eliseo y Felipa Ramírez prepararon el hilo emplumado, mientras que Rosendo Ramírez, padre de Eliseo, tejió los lienzos.
San Sebastián Río Hondo, Oaxaca
Col. Grupo Khadi
Laura Anderson Barbata
Medusa nocturna, 2016
59.5 x 13 x 13 cm
Egungun, 2016
55 x 23 x 21 cm
Para la realización de estas obras, Laura Anderson Barbata continúa explorando el significado de “transcomunalidad”, concepto que presentó en el Museo Textil de Oaxaca en 2012. Uno de los aspectos que más disfruta es el contraste y las asimilaciones culturales a las que uno llega a partir de la apreciación de distintas formas de vivir el mundo. En estas piezas conjuga su amor por los alebrijes de Oaxaca con los egungun, personajes enmascarados del pueblo yoruba en el occidente de África, relacionados con la veneración de los ancestros.
Laura comenta sobre estas piezas: “Son obras íntimas (…) que están muy ligadas con mi trabajo en Oaxaca, en particular por tratar el tema de la escala, objetos que habitan el espacio entre juego y devoción en las piezas que son alebrijes. El Egungun (…) está relacionado con una pieza grande que hice para una obra en Jamaica con bailarines de la Compañía Nacional de Danza. Mi interés en incorporar este lenguaje es por el uso de textiles y el movimiento de textiles en danzas rituales, en las que la identidad individual y humana del danzante debe estar oculta.” Laura se encontraba en Boston haciendo una residencia artística en el Museo Isabella Stewart Gardner al tiempo que preparaba la obra titulada Egungun. El hilo emplumado y un pequeño canario que habita en dicho museo la inspiraron para hacer esta obra, razón por la cual agregó algunas plumas del canario en la parte superior de su escultura.
Nueva York / Ciudad de México
Col. de la artista
Laura Anderson Barbata
Olokun, 2016
234 x 78 x 44 cm
Olokun es una deidad andrógina de la religión yoruba; es la manifestación de la Divinidad Suprema del océano y representa el mar en su estado más aterrador, pues es dueña de las aguas profundas. Laura se inspiró en las formas y vidas que ahí existen y por ello incluyó el amarillo neón sobre la cabeza, con el ánimo de reflejar la luminiscencia que existe en lo más hondo del mar. Es interesante que Laura haya empleado los hilos de pluma en su interpretación de este ser marino, respetado y temido en el occidente africano, pues la presencia de las plumas y la relación con el mar hacen eco al origen de la serpiente emplumada mesoamericana: Quetzalcóatl, en su etapa inicial, era una serpiente marina.
Nueva York / Ciudad de México
Col. de la artista
Jim Bassler
Patas de pata, 2016
47.5 x 43 cm
La curiosidad que Jim ha mostrado durante su amplia experiencia en el telar lo involucró natural e inmediatamente con los hilos emplumados. Si bien comenta que al principio se sintió un poco intimidado por la belleza y complejidad de los tejidos de plumaria virreinales, inmediatamente tomó el hilo emplumado y comenzó a experimentar con él. En esta pieza, además del hilo de pluma, ha incorporado materiales que ha recopilado en Oaxaca durante los últimos 40 años: él y Veralee, su compañera inseparable, vivieron muchos veranos en Oaxaca durante la década de los setenta, viajando por el estado con grupos de jóvenes de Estados Unidos para conocer más en torno al arte popular del Estado. Jim comenta sobre esta pieza:
“Este tejido comenzó como una exploración en torno a las posibilidades de las plumas. Pensé en la belleza de los tejidos antiguos a incluirse en esta exposición y en el clima político de esa época, el águila de los Habsburgo y su importancia. Habría que imaginarlo: en el año 2016, el Museo Textil de Oaxaca importó plumón de pato […] para crear hilo emplumado en Oaxaca. Por lo tanto, esta exploración se concentró en los patos y cómo tejer de modo más preciso sus patas con membranas. Mis fuentes no salieron del internet, sino de libros de dibujos para niños. Y así comenzó mi primer pato bicéfalo.”
Palm Springs, California
Col. del artista
Jim Bassler
Pato bicéfalo Habsburgo, 2016
87 x 46 cm
Jim ha mostrado un gran entusiasmo durante su participación en este proyecto y gracias a su agudo sentido del humor, ha logrado creaciones lúdicas que hasta cierto punto endulzan el contenido que en ellas ha volcado. En palabras de Jim:
“Habsburgo, familia reinante de Austria (1276-1918); de España (1516-1700); del Sacro Imperio Romano (1438-1806), el cual no era ni Sacro, ni Romano, ni Imperio.
He tratado de capturar, en el Pato Habsburgo, la actitud tanto histórica como contemporánea de arrogancia y privilegio, esa actitud “barroquista”, que ha existido a lo largo del tiempo. Históricamente, la realeza ha dotado al mundo del elitismo a través de un derecho por nacimiento, no por su nivel de educación o por sus logros alcanzados. Hoy día, en Estados Unidos, debido a la búsqueda al por mayor del dinero en vez de aspirar a la educación, existe corrupción en nuestra élite financiera. En el mundo comercial, el modelo que han establecido las Kardashian y Donald Trump ha logrado que la obtención de vastas sumas de dinero sean un alarmante objetivo social para demasiadas personas.”
Tras los resultados del proceso electoral en Estados Unidos del 8 de noviembre de 2016, Jim decidió alterar su obra, ya instalada en la sala de exposición del MTO: agregó un copete de plumas amarillas para coronar a este pato bicéfalo con aires de águila real.
Palm Springs, California
Col. del artista
María Santiago
Huipil, 2016
120.5 x 108 cm
Una de las tradiciones más representativas del tejido con pluma que se ha conservado en México se encuentra en los huipiles de boda de Zinacantán. Irmgard Johnson, en sus estudios en torno a un huipil de esta comunidad elaborado a mediados del siglo XX, anotó que el huipil presentaba un hilo de algodón de dos cabos, donde uno de ellos estaba hilado con pluma y el otro no, simplemente se retorcía con el primero para dar mayor estabilidad al hilo emplumado. Parece ser que esa técnica es la que aprendió María, pues narra que a los 18 años de edad, su madrina le enseñó a preparar el hilo con pluma de gallina para tejer el huipil. La pieza que presentamos es una muestra inspirada en los huipiles de los años 1970, en particular, el huipil de Zinacantán que recopiló Francesco Pellizzi y que ahora se encuentra en el Centro de Textiles del Mundo Maya. María quedó muy satisfecha de este trabajo, pues recuerda que el último huipil que tejió de este tipo fue hace 40 años y nunca imaginó que alguien más se lo volvería a pedir. Actualmente, son unas cuantas mujeres las que aún saben tejer el huipil emplumado, aunque a diferencia del ejemplar que presentamos en esta sala, los huipiles actuales se tejen con plumas grandes de gallina insertas en el tejido, a modo de trama.
Zinacantán, Chiapas
Col. Museo Textil de Oaxaca
Román Gutiérrez
Mosaico ceremonial, 2016
132.5 x 20 cm
El punto de partida de esta pieza fue uno de los seis tejidos emplumados de origen virreinal: un pequeño textil (ca. s. XVI – XVII) que se encuentra en las colecciones del Museo Smithsoniano de Diseño – Cooper Hewitt, en la ciudad de Nueva York.4 No se sabe con exactitud el uso que tuvo esa pieza, aunque todo parece indicar que fue un tejido de uso ceremonial dentro de un contexto indígena-católico debido a los símbolos de la cruz y a las manchas provocadas por cera que se pueden observar en la pieza original. La cruz, incluso, recuerda a algunas variantes que representan a la orden dominica, como el ejemplo que se observa en el antiguo convento de San Pedro y San Pablo Teposcolula, Oaxaca.5
Además de contar con hilo de plumas, la pieza original está tejida con hilo de pelo de conejo, lo cual no pudo reproducirse en este tejido. Sin embargo, las demás características de la pieza original, incluyendo los colores, la cuenta de hilos, la escala, la irregularidad de los diseños y el borde agregado en el perímetro, sí sentaron los criterios para la recreación de la obra. La alta densidad de tejido (30 hilos de urdimbre por pulgada) muestra el gran talento de Román, no sólo al tejer, sino para preparar su propio material, pues él mismo realizó el hilo de plumas para lograr el calibre requerido y la resistencia que exige el telar al hilo.
El título de la pieza deriva de la semejanza que presenta el diseño del tejido con los azulejos de estilo mudéjar, pues la geometrización y la repetición en módulos nos remite a los muros recubiertos con mosaicos de cerámica esmaltada. Ocho años después de su primer tejido emplumado, esta obra muestra el grado de perfeccionamiento que Román ha alcanzado.
Teotitlán del Valle, Oaxaca
Col. Museo Textil de Oaxaca
Noé Pinzón / Alejandro de Ávila
Plumaje y lenguaje, 2016
135.5 x 135 cm
El tejido combina cuatro ligamentos: el diseño de pequeños cuadros a lo largo de las cuatro orillas muestra la técnica de tapicería, mientras que la cenefa en rojo y blanco es un tejido de tramas recíprocas. Las letras y los caracoles son de brocado sobre tejido sencillo, donde las tramas suplementarias flotan por encima de la urdimbre para crear los diseños. La mayor parte de los lienzos centrales es de gasa compleja (también llamada “gasa peruana”) 2/2, con figuras de pájaros brocados donde las tramas suplementarias emplumadas se tejen entre la urdimbre en la misma secuencia de hilos que la trama estructural de seda azul. Los lienzos centrales presentan cuatro orillos, mientras que los laterales muestran tres; en los extremos superiores de éstos, los cabos de la urdimbre fueron cortados y retejidos con cuidado.
Alejandro de Ávila realizó la experimentación técnica previa del tejido, además de diseñar la tilma, seleccionar los colores y definir su secuencia. Para este trabajo de diseño se basó en dos piezas: el tlàmachtēntli de Madeline y el tlàmachāyātl, pieza emplumada del siglo XVII actualmente resguardada en el Museo Prehistórico y Etnográfico L. Pigorini, en la ciudad de Roma. Como la tilma elaborada por Román Gutiérrez, el diseño de esta pieza también retoma elementos de la tilma que vestía Nezahualpilli según una ilustración en el Códice Ixtlilxochitl. Noé Pinzón mostró un gran dominio del telar durante la elaboración de esta pieza, pues las distintas técnicas empleadas y los cuatro lienzos que la conforman, le exigieron mayor control de los hilos durante el proceso de tejido para obtener una densidad equilibrada en toda la pieza.
En poco menos de cinco meses de trabajo, Noé logró plasmar físicamente el diseño trazado por Alejandro. Francisca Palafox, madre de Noé y una de las más grandes artistas del telar en la actualidad, fue su primera maestra de tejido y expresa su inmensa satisfacción al ver esta pieza: “Me siento muy feliz de que Noé esté haciendo esto porque no quiero que el conocimiento del tejido se pierda; nunca creí que Noé se interesaría tanto y ahora me siento contenta de que le eche tantas ganas.”
La inscripción en los extremos de los lienzos centrales dice: “LAS PLUMAS VUELAN EN EL AIRE | Y LAS PALABRAS EN EL TIEMPO”, de ahí el nombre de la obra.
Alejandro explica cómo acuñó esa frase: «El Museo Textil de Oaxaca forma parte del Centro Cultural San Pablo junto con la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova (BIJC), dedicada a la lingüística mesoamericana y la memoria de los pueblos indígenas. En el 2016, cuando produjimos esta pieza, la BIJC patrocinó el Coloquio de las Lenguas Otomangues y sus Vecinas (COLOV), como lo hace cada dos años. Noé habla la lengua ombeayiüts y yo he estudiado náhuatl y mixteco. Al participar en el COLOV y al trabajar de manera estrecha con nuestros colegas lingüistas e historiadores de la BIJC, hemos aprendido cómo todas las lenguas cambian constantemente, pero algunos rasgos perduran y permiten usar las palabras vivas para reconstruir las voces del pasado. La inscripción en nuestra tilma alude a esa capacidad de las palabras para viajar durante siglos.»
Oaxaca de Juárez
Col. Museo Textil de Oaxaca
Jim Bassler
George Washington, 2016
47 x 45 cm
Jim continúa explorando temáticas actuales en sus tejidos con pluma:
“En esta pieza, he elegido representar la imagen del primer presidente de los Estados Unidos de América: George Washington, 1776. Agradezco al Departamento de Tesorería de los EEUU el facilitarme un billete de un dólar, de donde he retomado la imagen. He añadido una influencia de nuestro siglo XXI al usar el magnífico concepto del actual fenómeno musical de hip-hop: Hamilton. Existen personas en nuestro país que se sienten incómodas por tener a un presidente negro. En el elenco de la obra Hamilton, hay tres presidentes negros. Uno de estos caballeros es George Washington. (el algodón coyuchi ayudó a tomar esta decisión)”
La pieza podría interpretarse como una visión de la multiculturalidad y diversidad social que actualmente se vive en Estados Unidos, una realidad muy distinta a la época de los “padres fundadores” de dicho país. A pesar de que la imagen de un George Washington de tez morena nos resulte incongruente con los hechos históricos, reconocemos que si ese país se fundara en estos primeros años del siglo XXI, la persona fundadora podría provenir de un grupo étnico totalmente distinto, como tantos rostros que se observan en ciudades como Los Ángeles, Nueva Orleans o Chicago.
Palm Springs, California
Col. del artista
Trine Ellitsgaard
Nube, 2016
78.5 x 177 cm
La obra realizada por Trine habla mucho de su personalidad: su interés en costumbres, materiales y técnicas locales avivan su curiosidad y deseo por contrastarlas y complementarlas con materiales y prácticas contemporáneas. Aquí, el hilo emplumado comparte el lienzo con un polímero sintético impregnado de vidrio, el cual otorga al tejido de una sutil iridiscencia, tal y como lo harían algunas plumas en los mosaicos emplumados de la época colonial. Mientras que el hilo emplumado se concentra y eleva para formar una nube, los destellos multicolores del vidrio nos remiten a una tarde de lluvia, donde observamos la luz del sol a través de una fina cortina de gotas de agua.
Oaxaca de Juárez
Col. de la artista
Noé Pinzón / Alejandro de Ávila
Paño para recibir a una criatura al nacer, 2016
92.5 x 43 cm
Esta pieza nos muestra otra colaboración entre Alejandro y Noé. Alejandro experimentó con la técnica y elaboró el diseño de la pieza, para lo cual se inspiró en la estructura del tejido calado que se observa en un calzón ceremonial del norte de Oaxaca que data del siglo XIX. Esa pieza fue adquirida por Zelia Nuttall y actualmente se resguarda en el Museo Hearst de Antropología en la Universidad de California en Berkeley. La destreza y el compromiso de Noé aunados a la eficiente comunicación que mantiene con Alejandro, han sentado las pautas para entender mejor el significado de la expresión “trabajo colaborativo”, pues ambas partes aportan y se enriquecen entre sí para lograr un objetivo común. A pesar de la relativa poca experiencia en el manejo del hilo de pluma por parte de ambos, esta pieza se creó en tan sólo un mes.
Alejandro comenta sobre esta obra: «Esta pieza es nuestra respuesta a un mensaje en Instagram titulado “Colgando chambritas” durante el montaje de la exposición de textiles mexicanos de Fomento Cultural Banamex en el Palacio de Iturbide el 5 de abril de 2016. El Museo Textil de Oaxaca había prestado algunas de las piezas que aparecieron en la foto que acompañaba al texto. Aun si esos textiles no fueran parte del acervo que hemos reunido con esfuerzo y pasión, nos agravió el tono despectivo del mensaje.»
Oaxaca de Juárez
Col. Museo Textil de Oaxaca
Alicia Molina
Lienzos, 2016
98 x 315.5 cm
La obra de Alicia emula la construcción básica del huipil de su comunidad natal: Villa Hidalgo Yalálag. La técnica consiste en un tejido mayormente en ligamento sencillo, cambiando a tejido relevado en la sección de los hombros, donde se altera la secuencia del cruce entre la trama y la urdimbre para lograr una textura acanalada. Para Alicia hubo un par de retos: compensar el grosor del hilo emplumado con el hilo de algodón para evitar una distorsión mayor del tejido relevado, y la volatilidad del plumón, lo que ocasiona algunas pérdidas en la superficie emplumada. Alicia no imaginaba que algún día tejería con plumas, aunque sí había pensado en experimentar con otros materiales, como el cabello.
Al mantener los lienzos separados y al exhibirlos en sentido horizontal, es posible apreciar la cualidad de los tejidos en telar de cintura para mostrar una estética abstracta y minimalista, sin apartarse de las técnicas tradicionales de tejido.
Oaxaca de Juárez
Col. Museo Textil de Oaxaca
Trine Ellitsgaard
Tejido de plumas, 2016
146 x 137 cm
Lo minimalista de esta pieza crea, al mismo tiempo, un fuerte contraste y un estrecho vínculo con las piezas virreinales, en particular con los mantos emplumados de Zinacantepec.6 Si bien esos mantos están completamente recubiertos de pluma y contienen numerosos diseños en su decoración, la técnica en la que esos diseños fueron creados es la misma que se observa en esta obra de Trine. Las formas se delinean sobre un fondo homogéneo y se construyen a partir de hilos gruesos de pluma que se van sujetando a la tela base por medio de pequeñas puntadas. La aplicación de estos hilos mediante la técnica de bordado de hilos tendidos, permite crear una gran diversidad de diseños, pues estos no se constriñen a la estructura ortogonal del telar, sino que se pueden alcanzar formas que recuerdan a un dibujo a mano alzada.
Oaxaca de Juárez
Col. de la artista
mantos emplumados de Zinacantepec
mantos emplumados de Zinacantepec
mantos emplumados de Zinacantepec
Laurie Litowitz
Museo Portátil de Escultura Monumental, 2016
medidas variables
Las esculturas monumentales a escala que nos presenta Laurie se conforman a partir de una mezcla de materiales que ella ha ido recogiendo a lo largo de su vida: ya sea en las calles por las que camina en Oaxaca (su residencia de corazón), en Nueva York (su residencia natal), o cualquier otro sitio por el que cruza a pie, pues como ella dice: “todos los días encuentro algo.” En sus caminatas, Laurie va observando el piso y descubre cortezas, ramas, hojas, alas, espinas, nidos, pero también elementos plásticos o metálicos que, luego de asentarse en algún rincón de su taller, encuentran la manera de resucitar en un nuevo objeto… de reencarnar en otro ser. Esta propuesta monumental se inicia en el juego de texturas entre el metal, el plástico, el textil y la pluma; y de modo indirecto, este aspecto vincula a este conjunto escultural con las piezas virreinales, pues la aportación de los hilos emplumados en los tejidos antiguos radica justamente en ese juego: contraste en volumen, en textura y en planos. Tras unos años de dedicarse a la fotografía, el proyecto de plumaria llevó a Laurie de vuelta al trabajo manual con materiales de muy distintas naturalezas; para ella, significó un periodo para volver a disfrutar el trabajo creativo-artístico-manual.
Oaxaca de Juárez
Col. de la artista