Tejer el arcoiris – colorantes naturales del mundo
En 1856, un joven inglés de 18 años de edad que estudiaba química, llamado William Henry
Perkin, se esforzaba en el laboratorio durante sus vacaciones de Semana Santa buscando la manera de producir quinina a partir de hulla, es decir, carbón mineral. La quinina vegetal era el remedio más efectivo en aquel momento contra el paludismo, y la corteza del árbol de la cinchona que llegaba a Europa apenas alcanzaba a suplir la demanda del medicamento. Perkin no logró convertir el alquitrán en quinina, pero encontró sin proponérselo la forma de producir una sustancia nueva que impregnó sus frascos de un intenso color violeta.
Descubrió así el primer tinte sintético, que nombró mauveína. Poco tiempo después, otros
investigadores retomaron su hallazgo para obtener una familia completa de colorantes que revolucionaron la industria química, saturando nuestra ropa, nuestras casas y nuestra vida
cotidiana con tonos chillantes en toda la gama cromática.