El delirio del color: Oaxaca en los años 1960

Durante la primera mitad del siglo XX, la mayoría de los pueblos de México empleaban hilos de algodón teñidos con añil (azul) y alizarina (o algún otro rojo sintético) para adornar sus tejidos y bordados. Muchos tintes naturales habían caído ya en desuso, y la paleta de colores disponibles era limitada. Pero todo cambió a mediados de siglo: las madejas industriales de algodón mercerizado, teñidas en una gran variedad de tonalidades, comenzaron a llegar a las comunidades más remotas. Junto con ellas se popularizaron diversos tintes sintéticos para colorear lana en tonos encendidos. Las tejedoras y bordadoras indígenas respondieron con entusiasmo a los nuevos materiales, y el resultado fue una revolución cromática en el textil.

In octacatl, in machiyōtl: Dechados de virtud y entereza

Pocos años después de la conquista española, Andrés de Olmos recopilaba dichos y proverbios como ejemplos de buen lenguaje, para que otros evangelizadores aprendieran a hablar el náhuatl con elocuencia. Encontró que ciertas partes del telar servían para representar orden y armonía en las relaciones humanas. El templero (octacatl), que mantiene pareja la anchura del tejido, y el lizo (xiōtl), que controla a los hilos de la urdimbre, eran mentados una y otra vez en las antiguas coplas indígenas. Junto con ellos se hacía alusión al dechado (machiyōtl), el muestrario de figuras que guía a la persona que teje para crear diseños complejos y hermosos. Telar y dechado se convertían así en imágenes de la convivencia ideal en una sociedad.

50ydos: Obra de Adelia Sayeg

La arcilla y las fibras han acompañado a la humanidad durante miles de años. Junto con la piedra, estos tres materiales fueron labrados, modelados y entrelazados para dar inicio a una rica tradición artística y cultural. Las manos, la mente y el corazón se unen para dar cuerpo a objetos con diferentes funciones: algunas de ellas resultan tan concretas como cargar agua o cubrir el cuerpo; otras pertenecen al mundo espiritual, pues forman parte de una ofrenda ceremonial, o bien, dan pie a un momento de introspección para la persona creadora.