Historias de ciudades

Desde la antigüedad y hasta nuestros días, pueblos plegables de muros blandos y fachadas textiles han viajado -y siguen desplazándose- motivados por las estaciones, la geografía y las necesidades de sus habitantes constructores, algo que no escapó a la infinita curiosidad de Katharina von Arx. Durante la Edad Media, en la Casa del Prior en Romainmôtier, Suiza (donde Katharina vivió durante más de cincuenta años), así como también en moradas semejantes de Europa abocadas a recibir grandes personajes de la época con sus numerosas comitivas, se desplegaban grandes telas, tapices o gobelinos sobre las fachadas y paredes monumentales, con el fin -entre otros- de conservar el preciado calor en su interior durante el mayor tiempo posible. Resultado del esfuerzo colectivo, estas grandes telas ilustradas, presentes en todos los eventos y celebraciones importantes, siempre contaban historias a manera de crónicas: constituían una especie de historia oral-visual plegable y flexible que se transmitía de horizonte a horizonte en su perpetuo andar.