Tramas de mar y viento, los tejidos de Francisca Palafox

San Mateo del Mar, un pequeño pueblo en la costa sur de Oaxaca, ha visto a las mujeres ikoot tejer en telar de cintura por varias generaciones. Actualmente, la mayoría de estas mujeres ha dejado de tejer y las pocas que quedan han disminuido la calidad del proceso del tejido y de la prenda misma. Los huipiles tradicionales de San Mateo estaban tejidos en telar de cintura con algodón blanco hilado con malacate y decorado con diseños inspirados en la playa y el mar (tortugas, pescados, cangrejos, palmeras, camarones, pájaros, mariposas, estrellas) en técnica de trama suplementaria y teñidos con caracol púrpura. Sin embargo, debido a la cercanía con Juchitán, el pueblo ha adoptado la vestimenta juchiteca, por lo que actualmente el origen de la indumentaria ikoot no es evidente

Tejer el arcoiris – colorantes naturales del mundo

En 1856, un joven inglés de 18 años de edad que estudiaba química, llamado William Henry
Perkin, se esforzaba en el laboratorio durante sus vacaciones de Semana Santa buscando la manera de producir quinina a partir de hulla, es decir, carbón mineral. La quinina vegetal era el remedio más efectivo en aquel momento contra el paludismo, y la corteza del árbol de la cinchona que llegaba a Europa apenas alcanzaba a suplir la demanda del medicamento. Perkin no logró convertir el alquitrán en quinina, pero encontró sin proponérselo la forma de producir una sustancia nueva que impregnó sus frascos de un intenso color violeta.

Descubrió así el primer tinte sintético, que nombró mauveína. Poco tiempo después, otros
investigadores retomaron su hallazgo para obtener una familia completa de colorantes que revolucionaron la industria química, saturando nuestra ropa, nuestras casas y nuestra vida
cotidiana con tonos chillantes en toda la gama cromática.

Nicolasa Pascual, el don del tejido de San Bartolo Yautepec, Oaxaca

Nicolasa Pascual comenzó a tejer jugando, sobre todo al admirar el trabajo de Doña Epifanía Vicente, una “abuelita”, que tenía un huerto con frutos al que acudían varios niños y notaban que ella siempre traía hilos en las manos. Las niñas de once o doce años querían aprender su arte, así que un día se sentaron y, como doña Epifanía era paciente, les enseñó “puro sencillo”, es decir, a tejer sin ningún diseño predeterminado. Nicolasa terminó su tarea, pero no logró conformar ninguna figura, entonces la maestra le dio un golpe para que pusiera más atención. Esa actitud desagradó a la madre de Nicolasa que no quería que su hija volviera al tejido.

Yo siempre vivo, yo nunca muero

Después de una evolución del textil que se da paralelamente a la evolución del hombre y de su cultura, a partir de la primera guerra mundial y en gran parte a partir de las enseñanzas del Bauhaus en Alemania, cuyos principios estaban fundados en la combinación de la academia de arte con el espíritu del taller artesanal, se da la revaloración de las artes manuales y con ellas la introducción de nuevos materiales, ambas acciones esenciales para la conformación no solo de un objeto utilitario y estético como se le entendió en el Bauhaus, sino para la constitución de una verdadera obra de arte, como poco después se la conceptualizó.

Nudos teñidos: Ikat, Plangi y Tritik​

El rebozo de bolita es en México un símbolo de pertenencia, como el sarape y el sombrero ancho. En Oaxaca todavía lo vemos en uso todos los días; nos son familiares sus barbas anudadas y sus diseños punteados, pero ignoramos el secreto que guarda su fabricación y el esfuerzo que implica. Antes de tejer, la urdimbre del rebozo se cubre de amarres diminutos, para luego bañarla en el tinte preferido – añil, negro aplomado, rojo vino – y después rasurar los nudos para revelar su impronta blanca, como una espolvoreada fina y regular de azúcar que forma rombos, culebrillas y un sinfín de figuras. Todo esto antes de insertar la primera trama en el telar.

Tramas animadas, un zoológico textil​

Sea en la granja o en el zoológico, cuando vemos a un caballo o a una foca a los ojos, percibimos a un ser afín a nosotros, capaz de sentir dolor y placer. Quizá por eso han sido los animales un tema obsesivo en el arte a partir de las pinturas rupestres hace 30,000 años. El textil no es una excepción: en los fragmentos de tejidos más antiguos encontrados en la costa del Perú, en Egipto y en el Centro de Asia figuran de manera prominente aves, peces y cuadrúpedos. Pintados o bordados, trazados con realismo o plasmados en la abstracción, los animales transmiten mensajes complejos que admiten lecturas múltiples. Si el pavorreal denota vanidad, un águila puede representar el poderío de un imperio o convertirse en un monstruo cosmológico. Pocos diseños nos dicen tanto y nos cautivan tan fácilmente.

La pita – seda de la selva​

La pita una planta de la familia de la piña (bromeliáceas) que encontramos silvestre
a la sombra de las selvas húmedas desde Veracruz y el norte de Oaxaca hasta Venezuela y Ecuador. Crece sobre la tierra en forma de roseta y sus largas hojas están armadas de dientes puntiagudos a lo largo de ambos márgenes. La fibra que se extrae de las hojas es excepcional desde muchos puntos de vista. Su longitud, finura, brillo y resistencia hacen de ella un material comparable a la seda, aunque tiene mayor rigidez.

De Mitla a Sumatra: El arte de la greca tejida

La espiral aparece en el arte de todos los pueblos a lo largo de toda la historia. Nuestros ojos parecen seguir por instinto las líneas que giran; la sensación de dar vueltas nos marea por un momento y nos produce placer. Una vez que la gente comienza a tejer, el lienzo se cubre de serpientes y caracoles. En el telar es fácil trazar una franja, pero es difícil curvearla, de manera que la espiral se convierte en greca y mantiene así su poder para atraer nuestra mirada. Al inaugurar el Museo Textil de Oaxaca queremos mostrar cómo la espiral ha fascinado a las tejedoras de cuatro continentes, donde los diseños de greca y el telar mismo han surgido de manera independiente, sin necesidad de copiarlos de otra fuente.