Ropa de luces: espejillos y lentejuela bordada

“Traje de luces” se nombran las galas de los toreros, el atavío que visten ante el público en una corrida. Compuesto de “taleguilla” (un pantalón ceñido), chaleco, chaquetilla y “capote de paseo” (una capa corta), además de las medias, la montera (sombrero redondo) y las prendas interiores, se llama “traje de luces” porque está cubierto de bordados de canutillo (hilo metálico) y lentejuelas de oro, en el caso del matador, y de plata o azabache, en el caso de los peones que le asisten en la corrida. Unos y otros reflejan la luz con mil destellos. Semejante traje nos parece hoy día pintoresco y decididamente anacrónico, modelado como está en la moda española de finales del siglo XVIII, al estilo de los “majos” (jóvenes madrileños) que pintó Francisco de Goya… sin hablar del anacronismo moral, frente a la oposición creciente a la fiesta brava por el sufrimiento que infringe a los animales.

Recreaciones urbanas – Paloma Torres

Diversos artistas han trabajado con el paisaje urbano enfocándose en la escultura pública, murales y diseño arquitectónico. La obra de Paloma Torres es singular, dado que está basada en el trazo de las ciudades como un tejido social con visión urbana que provoca emociones y reflexiones sobre el entorno que nos rodea. La artista señala que el panorama de quienes viven en la metrópolis se reduce a un primer plano, perdiendo el horizonte de las montañas, la perspectiva y la secuencia de planos en nuestra educación visual, limitándola al cemento y el asfalto.

Escribir con una aguja: la palabra en el textil

Tlazoyaltepec es la comunidad mixteca más cercana a esta ciudad. Antiguamente su agricultura de subsistencia se complementaba con la producción de carbón de encino para las cocinas urbanas. En las últimas décadas, muchas familias de Tlazoyaltepec han dejado a un lado el hacha y la milpa, y se han dedicado a la venta de flores en las calles y mercados de Oaxaca. La transición laboral a partir de una economía de autoconsumo, hasta abrirse un nicho comercial específico conforme la ciudad crecía, conllevó la pérdida paulatina de las artes tradicionales de la comunidad, entre las cuales sobresalía el tejido.

A través de las paredes – Teddy Milder

La primera vez que visité Oaxaca, un día después de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en 2016, la amenaza de la construcción de un muro fronterizo se cernía fuertemente en el horizonte, tema que se volvió el centro de mi trabajo. Los muros suelen construirse en momentos cuando la gente, o un país, percibe inseguridad y la necesidad de protección. Pueden ser una manifestación física del deseo por dividir, defender, o salvaguardar una cultura. Pueden ocultar a personas y lugares y así, dificultan “ver” quién está al otro lado. Pueden alejar a ciertos grupos sociales, mientras permiten el paso a otros. Podrían representar seguridad, pero no representan libertad.

Recuerdos de familia

La exposición que se presenta en esta sala deriva de una nueva propuesta impulsada por el Museo Textil de Oaxaca. En ella, artistas del telar y de la aguja procedentes de distintos pueblos de Oaxaca y del Estado de México han asistido a distintos talleres de experimentación y creación textil para buscar nuevos horizontes dentro de sus procesos.

Intervención: Índigo. Laura Anderson Barbata

Intervención: Índigo es un performance que fue realizado por primera vez en las calles de Brooklyn en Nueva York por Laura Anderson Barbata en colaboración con Chris Walker, the Brooklyn Jumbies y Jarana Beat. La procesión comenzó en la Prefectura de Policía del barrio de Bushwick, continuó a través de sus calles y terminó en la zona habitada principalmente por artistas. El performance consistió en la ocupación del espacio público por personajes vestidos en textiles de color índigo -tinte natural antiguo usado en rituales de protección, poder y espiritualidad-. Los indumentos fueron inspirados por la danza de los Zancudos de Oaxaca y la de los Diablos en la costa afro-mexicana de Guerrero.

Tukyo’mët Nëxëy – La Camisa de Ayutla

La vestimenta de las personas, además de satisfacer la necesidad de cubrirse, da identidad y va cambiando con el tiempo. Antes de la llegada de los españoles, igual que en toda Mesoamérica, el pueblo mixe (ayuujk) elaboraba prendas en telar de cintura para lo que se realizaba hilo de algodón utilizando un pequeño objeto conocido como “malacate”. La comunidad mixe de Ayutla no fue la excepción, pues hay evidencias de que se elaboraban prendas en telar de cintura y se hilaba con malacate.

añil · ai · nila · gara · tarom​

Solemos asociar el color azul con la nostalgia y la melancolía. Así lo imponen las convenciones de nuestra cultura visual como sociedades urbanas modernas, y así lo remarca también nuestro entorno sonoro: el blues (‘azules’ en inglés) es música imbuida de soledad y dolor existencial, cuyos ritmos y melodías se arraigan en la tradición de los pueblos negros del sur de los Estados Unidos. En el occidente de África, en cambio, de donde provinieron buena parte de los antepasados de los bluseros del Misisipi y de los músicos costeños de Oaxaca, el azul profundo es un color vinculado con el prestigio, la elegancia y la fortuna.

Bordando otros males

La sombra del narco manipula la sociedad actual. Nuestras calles se acompañan del miedo y las personas se han desfigurado por acatar un sistema aculturado y superficial en miras del poder. Hoy, los temores se sienten como piquetes de aguja, que nos va hiriendo hasta llenarnos de puntadas rehaciendo nuestra personalidad. Piquetitos que se van multiplicando expandiendo el dolor. Dolor que arropa. Cobijo protector que esconde al grito ensordecedor, y su escucha.

Sal de la Tierra: Las salinas de Pinotepa Nacional

A finales de marzo del año 1970, Anita Jones visitó la Costa Chica de Oaxaca para documentar textiles, festividades y oficios de la Mixteca de la Costa. Durante su estancia en Pinotepa Nacional, conoció a Roberto López y su esposa Lucrecia Tapia, una familia mixteca que se dedicaba a la producción de temporada de la sal. La salina de Roberto se encontraba a unos 29 kilómetros al sureste de Pinotepa Nacional a las orillas de la laguna de Alotengo. Para extraer la sal, Roberto y sus trabajadores juntaban en bolsas de petate la tierra salada (salitre) ubicada en la capa superficial de los suelos expuestos por el retiro de las aguas de la laguna durante la época de sequía.