Tukyo’mët Nëxëy – La Camisa de Ayutla

La vestimenta de las personas, además de satisfacer la necesidad de cubrirse, da identidad y va cambiando con el tiempo. Antes de la llegada de los españoles, igual que en toda Mesoamérica, el pueblo mixe (ayuujk) elaboraba prendas en telar de cintura para lo que se realizaba hilo de algodón utilizando un pequeño objeto conocido como “malacate”. La comunidad mixe de Ayutla no fue la excepción, pues hay evidencias de que se elaboraban prendas en telar de cintura y se hilaba con malacate.

añil · ai · nila · gara · tarom​

Solemos asociar el color azul con la nostalgia y la melancolía. Así lo imponen las convenciones de nuestra cultura visual como sociedades urbanas modernas, y así lo remarca también nuestro entorno sonoro: el blues (‘azules’ en inglés) es música imbuida de soledad y dolor existencial, cuyos ritmos y melodías se arraigan en la tradición de los pueblos negros del sur de los Estados Unidos. En el occidente de África, en cambio, de donde provinieron buena parte de los antepasados de los bluseros del Misisipi y de los músicos costeños de Oaxaca, el azul profundo es un color vinculado con el prestigio, la elegancia y la fortuna.

Bordando otros males

La sombra del narco manipula la sociedad actual. Nuestras calles se acompañan del miedo y las personas se han desfigurado por acatar un sistema aculturado y superficial en miras del poder. Hoy, los temores se sienten como piquetes de aguja, que nos va hiriendo hasta llenarnos de puntadas rehaciendo nuestra personalidad. Piquetitos que se van multiplicando expandiendo el dolor. Dolor que arropa. Cobijo protector que esconde al grito ensordecedor, y su escucha.

Sal de la Tierra: Las salinas de Pinotepa Nacional

A finales de marzo del año 1970, Anita Jones visitó la Costa Chica de Oaxaca para documentar textiles, festividades y oficios de la Mixteca de la Costa. Durante su estancia en Pinotepa Nacional, conoció a Roberto López y su esposa Lucrecia Tapia, una familia mixteca que se dedicaba a la producción de temporada de la sal. La salina de Roberto se encontraba a unos 29 kilómetros al sureste de Pinotepa Nacional a las orillas de la laguna de Alotengo. Para extraer la sal, Roberto y sus trabajadores juntaban en bolsas de petate la tierra salada (salitre) ubicada en la capa superficial de los suelos expuestos por el retiro de las aguas de la laguna durante la época de sequía.

Coyuchi y blanco, flores de algodón

Los algodones son plantas que conforman el género llamado Gossypium dentro de la familia de la malva. El género comprende cerca de cincuenta especies que crecen de modo silvestre en las regiones cálidas de América, África, el sur de Asia, Australia y algunas islas del Pacífico. Están emparentadas con la jamaica que compramos en los mercados para hacer agua fresca y también con los hibiscos que engalanan los jardines de Oaxaca. Las flores del algodón no son tan grandes como las corolas de colores encendidos de los “tulipanes”, nombre que reciben acá los hibiscos, pero no dejan de ser vistosas.

Nos buscas aún, nos buscas lugar

¿Qué sucede cuando una hija pierde a una madre? ¿Qué gestos, qué rituales van a poblar una interrogante que la hija sabe, de antemano que no tiene respuesta?
Cuando una artista pierde a su madre hereda un legado privilegiado: los objetos que estuvieron con ella. Sabiendo que lo relevante de esa materia prima no es su forma, su modo de haber sido producidos, ni inclusive su materialidad, la hija es otra cuando regresa a ellos con una estrategia de creación.

2018: Nuevas Constelaciones

Al hablar sobre los textiles de Oaxaca, inmediatamente vienen a la mente algunas imágenes bastante conocidas, imágenes que conectan a las telas con las poblaciones donde éstas se elaboran. Así tenemos las flores istmeñas, las grecas de Teotitlán y las aves mazatecas, por dar sólo algunos ejemplos. Podríamos pensar que estas flores, grecas y aves, son una suerte de constelaciones en nuestra bóveda celeste, constelaciones que nos ayudan a encontrar y/o a seguir un rumbo. Pero, ¿hay nuevas constelaciones por descubrir? ¿Es posible modificar el mapa de estrellas que conocemos? Las respuestas son obvias: sí y continuamente.

Sensibilidades pareadas – Las colecciones de Ernesto Cervantes y Josephine Brown

Ernesto Cervantes Morales nació en Oaxaca recién iniciado el siglo XX, como hijo menor de un médico distinguido que presidió el ayuntamiento de la ciudad. A la muerte del padre durante la epidemia del tifo en plena revolución, la familia emigró a la Ciudad de México, donde Ernesto conocería a José Vasconcelos, quien lo recibió con cordialidad por ser paisano y le presentó a los artistas que pintaban los murales de la Secretaría de Educación Pública a principios de los años 1920. Fue así como se relacionó con Diego Rivera, Frida Kahlo, Tina Modotti y otros.

Diez años de creación, convivencia y aprendizaje

En 2009, poco menos de un año después de que el Museo Textil de Oaxaca abriera sus puer- tas al público, Abigail Mendoza fue la primera artista en impartir un taller de telar de cintura en este espacio. El voto de confianza que nos otorgó esta virtuosa tejedora de Santo Tomás Jalieza permitió que, poco a poco, más personas de distintas comunidades de Oaxaca comenzaran a acercarse para compartir su conocimiento con quienes nos visitan.

Fantasía desbordada. Surrealismo textil

En 1924, el escritor André Breton dio a conocer en París el primer Manifiesto Surrealista, donde describía al surrealismo como “automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento.” La definición proseguía y se hacía más precisa: el surrealismo “es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.” En su juventud, Breton se había interesado en los desórdenes siquiátricos después de estudiar medicina y prestar servicio en un hospital neurológico en el frente de guerra. Había leído a Freud con avidez, quien le dejó una impronta profunda.