Lienzos para estar con Dios: Textiles rituales de cuatro continentes

Hemos reunido en este Museo un acervo que busca relacionar los tejidos de Oaxaca y de México con las tradiciones textiles de otras regiones del mundo, a fin de mostrar al público algunos paralelos y contrastes en sus materiales, técnicas y diseños. Al estudiar las artes del telar en distintas latitudes, los hilos se convierten en vínculos que enlazan las experiencias y los gustos de gentes que a primera vista parecen ser disímiles y distantes. Conforme vamos integrando pieza por pieza una colección global, hemos congregado sin querer un grupo sobresaliente de textiles que nos hablan de la vida interior de los pueblos de Oceanía, Asia, África y América. De manera inevitable, nuestro interés en ciertas estructuras de tejido altamente ingeniosas y ciertos diseños particularmente meritorios nos ha conducido a prendas que la gente hizo movida por su fe.

Oficio de tinieblas, obra de Argelia Matus

Marcel Duchamp en 1917 crea lo que él llama ready-made. A partir de allí se desarrollan diferentes maneras de hacer arte como: el body art, arte objetual, performance art y narrative art que dan como resultado lo que hoy conocemos como arte conceptual. En esos momentos existe la necesidad de reestructurar los conceptos de arte después de una guerra. En particular, en el arte objetual se resignifican las cualidades de un objeto, se recodifican; en el arte del cuerpo o body art, el cuerpo mismo en muchos casos es el medio, la herramienta y el soporte para crear la obra. En general, en todas estas corrientes cambian los medios, soportes y se usa el lenguaje escrito como parte importante de las propuestas. Las nuevas manifestaciones artísticas se basan en la reproducción en serie y lo múltiple, características de nuestro mundo global.

El legado de una bisabuela: Cuatro generaciones de tejedoras

Ñuu Inia, ‘pueblo del perrito’ en mixteco, es el nombre antiguo del lugar. Fue llamado Itzcuintepec en náhuatl, y los españoles lo dedicaron al patrocinio de la Virgen María. Recibió el sobrenombre de Peñoles junto con cinco pueblos vecinos, pero tiempo después su topónimo náhuatl cayó en el olvido y lo que había sido en un principio el epíteto para toda la región se convirtió en su designación oficial. Se ubica en las montañas al occidente del Valle de Oaxaca, no muy lejos de esta ciudad. La Relación Geográfica de los Peñoles, de 1579, describe cómo las seis comunidades originales traían a vender al mercado de la antigua Antequera tablas y morillos, teas y amole, una planta usada como jabón. Criaban además seda y grana para pagar el tributo que les imponía el poder virreinal.

Mirar por el ojo de una aguja. El arte de Tamara Rivas

En aquel entonces, las blusas del traje típico eran muy escasas. Había que buscarlas en algún baúl de una abuela dispuesta a prestarlas para el baile. Pero no todas las abuelas estaban dispuestas a hacerlo, eran prendas muy apreciadas. Y, cuando se conseguía alguna, su estado de conservación no era el más adecuado, pero no importaba, la blusa se parchaba y la joven la lucía con gran orgullo.
Hace unos 20 años que Soledad Tamara Rivas Vázquez y su esposo Alfonso González Maldonado llegaron a Tlacolula de Matamoros. Para los recién casados, la vida les sonreía y más cuando los premió con su hijo Luis. Ella, originaria de Tabasco, admiraba las costumbres del pueblo de su marido, esa hermosa tierra de Oaxaca que sería su hogar. Se fascinó con la comida, los guisos de las cocineras, los platillos para cada fiesta y, sorprendida de los ingredientes que usaban, encontró en el arte culinario una parte fundamental de la cultura de Tlacolula.

El delirio del color: Oaxaca en los años 1960

Durante la primera mitad del siglo XX, la mayoría de los pueblos de México empleaban hilos de algodón teñidos con añil (azul) y alizarina (o algún otro rojo sintético) para adornar sus tejidos y bordados. Muchos tintes naturales habían caído ya en desuso, y la paleta de colores disponibles era limitada. Pero todo cambió a mediados de siglo: las madejas industriales de algodón mercerizado, teñidas en una gran variedad de tonalidades, comenzaron a llegar a las comunidades más remotas. Junto con ellas se popularizaron diversos tintes sintéticos para colorear lana en tonos encendidos. Las tejedoras y bordadoras indígenas respondieron con entusiasmo a los nuevos materiales, y el resultado fue una revolución cromática en el textil.

In octacatl, in machiyōtl: Dechados de virtud y entereza

Pocos años después de la conquista española, Andrés de Olmos recopilaba dichos y proverbios como ejemplos de buen lenguaje, para que otros evangelizadores aprendieran a hablar el náhuatl con elocuencia. Encontró que ciertas partes del telar servían para representar orden y armonía en las relaciones humanas. El templero (octacatl), que mantiene pareja la anchura del tejido, y el lizo (xiōtl), que controla a los hilos de la urdimbre, eran mentados una y otra vez en las antiguas coplas indígenas. Junto con ellos se hacía alusión al dechado (machiyōtl), el muestrario de figuras que guía a la persona que teje para crear diseños complejos y hermosos. Telar y dechado se convertían así en imágenes de la convivencia ideal en una sociedad.

50ydos: Obra de Adelia Sayeg

La arcilla y las fibras han acompañado a la humanidad durante miles de años. Junto con la piedra, estos tres materiales fueron labrados, modelados y entrelazados para dar inicio a una rica tradición artística y cultural. Las manos, la mente y el corazón se unen para dar cuerpo a objetos con diferentes funciones: algunas de ellas resultan tan concretas como cargar agua o cubrir el cuerpo; otras pertenecen al mundo espiritual, pues forman parte de una ofrenda ceremonial, o bien, dan pie a un momento de introspección para la persona creadora.

Human Mathematics

La exposición Human Mathematics muestra el resultado del taller epónimo que fue organizado por el Museo Textil de Oaxaca y Various Artists en noviembre de 2014.
Various Artists es un colectivo de arte basado en 24 personajes ficticios, conformado en Bruselas en 1995. El colectivo puede mirarse como un Gesamtkunstwerk, o como un concepto holístico, donde todas las líneas específicas de investigación y prácticas artísticas realizadas por sus miembros se conjugan en instalaciones o proyectos colaborativos. Una manera de colaborar con otros artistas es a través de talleres.

La lente que derrama color

Rafael Doniz lleva una trayectoria singular como artista de la cámara. Quienes conocimos su trabajo a principios de los años 1980, recordamos vívidamente las imágenes que reunió en el libro “H. Ayuntamiento Popular de Juchitán”. Sus fotografías en blanco y negro captaron con habilidad extraordinaria la energía de un movimiento social. Los cuerpos retratados quedaron fijos sólo por un instante, a punto de proseguir la marcha, y los rostros parecen hablar, o más bien gritar. Los puños se agitan en lo alto, mientras que las enaguas apuradas susurran consignas al rozar la arena. Sin buscar lo exótico, Doniz plasmó con sensibilidad la pasión de la gente istmeña en el bregar de todos los días, en la fiesta y en el mitin político. Sus fotografías juchitecas son testimonios de una gran valentía y un gran valor humano.

Gráfica textil de Miguel Covarrubias

Apodado “El Chamaco” por su talento precoz, Covarrubias había publicado sus primeras caricaturas a los catorce años de edad. Dejó incompletos sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria y se formó de manera autodidacta al frecuentar con timidez el círculo del Dr. Atl, Orozco, Rivera, Siqueiros y otros artistas. Partió de México en 1923, antes de cumplir veinte años, y sentó sus reales en Nueva York. Allá tuvo eco su habilidad extraordinaria para plasmar de manera gráfica, con fino sentido del humor, los rasgos que definen a una personalidad. Reconocido por Rufino Tamayo y Carlos Mérida, sus coetáneos en la Gran Manzana, Covarrubias encontró cabida en publicaciones de la talla de Vogue, Vanity Fair y el New Yorker. Sus retratos se convirtieron en referente obligado de la pasarela social de esos años y contribuyeron a forjar el culto a las “celebridades”, bajo los reflectores de Broadway y Hollywood.